Muchas preguntas, cero respuestas
Hace unos años atrás llegó a Chile la teleserie colombiana “Yo soy Betty la fea”, un exitazo que muchos de los que leen probablemente vieron, porque además fue catalogada como la mejor teleserie a nivel mundial.
El canal por cable Sony copió la idea, la mezcló con el guión de la cinta “El diablo se viste a la Moda” y de la revoltura nació “Ugly Betty”, poniendo nuevamente sobre el tapete la discusión televisiva de la importancia que tiene la belleza física para triunfar.
En nuestro país, ya no nos pueden obligar a poner foto en el currículum, sin embargo, aun hay muchos empleadores que la piden, y si uno no lo hace, ni siquiera se dan el trabajo de mirar los antecedentes, por muy buenos que sean. Sólo queda preguntarme ¿Qué es más importante: mis capacidades como profesional o lo atractiva que pueda resultarle al que podría llegar a ser mi jefe?, lo que desemboca en ¿qué determina que una persona sea catalogada como bonita o fea? o ¿cuáles son los requisitos que tenemos que cumplir para ser bellos?, y ¿ para ser feos?
Me quedé pegada en esta pregunta durante mucho rato, y no llegué a ninguna conclusión, porque en realidad teorías hay muchas, como por ejemplo que el rostro sea simétrico, o que el cuerpo sea proporcional a la cabeza. ¿Significa eso que si mi cabeza es más chica o más grande de lo normal, automáticamente paso a la categoría de fea? ¿No basta con tener la cara armónica o el cuerpo proporcional? Y la peor pregunta ¿Qué significa que mi cuerpo sea "proporcional"?
Recuerdo al hermano de una amiga comentando una vez que una top model (no recuerdo cuál) no le gustaba, porque era muy flaca y se le asomaban los huesos de los hombros, ¡¡Y ERA UNA TOP MODEL!!, o sea, la tipa es un modelo de primer nivel en cuanto a belleza.
Esto me lleva a la gran interrogante final ¿es la sociedad la que nos impone los cánones de belleza, o somos nosotros los que nos obligamos a lucir de cierta manera, restándole importancia a nuestras demás características y opacándonos cuando nos topamos con alguien "bello"?
Muchas respuestas, una sola pregunta
Es increíble lo no resuelto que tenemos como sociedad el tema de ser o no bello o feo, o ser "del montón" (lo cual está mas cerca de la fealdad que de la belleza). Por eso, mientras no descubramos una clave para descifrar un significado único de lo que es ser mejor estéticamente que otros, vamos a seguir en la discusión sin fin.
Qusiera poder responder cada una de las interrogantes que plantea Mrs. Q, pero no puedo. Para empezar, con esa teoría de que si la cabeza es más grande o más chica que el cuerpo se puede definir si eres o no bello, quedamos ambas indiscutiblemente en el grupo de las feas. Y no es que me moleste, porque seamos sinceros, cuando uno mismo se anda catalogando por la vida como feo, lo hace para que no venga otro a decirte que lo eres. Pero en el fondo, no nos creemos tan feos ni estamos dispuestos a aceptar que el mundo nos considere como tal. Para eso somos capaces de ajustar cualquier moda a nuestra propia realidad, transformarnos desde lo más externo hasta llegar a caer en la última de las fiebres de la belleza: las cirugías plásticas. Sin embargo, quienes no estamos dispuestos a llegar tan lejos, podríamos autodefinirnos como "los del montón". O sea, silenciosamente nos gustamos un poco, aunque recorramos el mundo odiándonos de la boca para afuera. Reconozcámoslo, declarar sentirse feo también es toda una institución, transversal a cualquier moda.
Lo cierto es que teorizar sobre la materia requiere de cierta información que no poseo; sólo puedo hablar desde lo que veo y lo que siento. De lo poco que manejo sobre lo que la literatura versa, recuerdo eso de que cuando un hombre es atractivo a una mujer, lo que realmente está sucediendo, es que la mujer está viendo en el hombre a un macho apto para aparearse. Lindo, ¿no?. Supongo que el proceso también se da a la inversa; no creo que ningún hombre lo refute.
Finalmente, dice la ciencia, todo esto tiene que ver con procesos químicos desarrollados en el complejo cerebro ¿qué tal?. Por lo tanto, estamos en presencia de otra de las ilusiones que nuestra propia humanidad crea constantemente. Somos todos tan distintos que, si bien cada época maneja su propio paradigma de la belleza, dicho modelo no tiene directa relación con el tipo de personas que se empareja, copula o logra forjar relaciones duraderas.
La belleza es como una alucinación en medio del seco desierto, un delirio colectivo en el que todos caemos irremediablemente. Lo peor de esto es que los más ingenuos tardamos demasiados en darnos cuenta de que culturalmente le ponemos carne y huesos a espejismos que más temprano que tarde se vuelven contra nosotros mismos.
Y sí, yo ví, gocé y lloré con "Betty la fea", no sólo la primera vez que la transmitieron, si no con todas las repeticiones que he encontrado en el cable. Y también reconozco ser fiel expectadora de "Ugly Betty", porque soy parte aquel delirio colectivo. Lo peor de todo es que yo misma me declaro como "parte del montón", porque no me siento del todo fea, pero tampoco tengo forjadas las agallas para declarame como bonita. Aún así, me gusta que las feas triunfen, pero más en la tele que en la vida real. Siento que en la tele yo sería de las feas y fuera de ella, de las no tanto, ¿y qué fue?
"La suerte de la fea, la bonita la desea". Llegamos siempre al punto de partida.