Estamos llegando a los consensos con mi amigo Explorador. Al que tuve que recoger con espátula luego de sus últimas aventuras. Un gesto aparentemente solidario con el amigo caído, pero tal vez sea, una seguidilla de actos sin mayor profundidad, como los acontecidos la semana pasada.
La última semana política terminó con acuerdos, abrazos y levantadas de manos entre los políticos de gobierno y la Alianza en materia de educación. Por otro lado hemos visto una DC complicada en su orgánica interna y definición política, junto a una oposición que no sabe por dónde comenzar “El Desalojo”. Q
ué decir respecto al Transantiago y la expectativa de renuncias anunciadas para fines de Diciembre. Y sin duda lo que marcará esta semana que ya corre, son las consecuencias del terremoto ocurrido en el Norte. Comenzaron las protestas en Tocopilla y con ellas las comisiones de gobierno para enfrentar los problemas. Que a todas luces, no es más, que una falta de coordinación y de un “Hacer las cosas bien”. Todo se le achaca al liderazgo de la Presidenta, que ya tuvo suficiente con la telúrica presencia de Chávez en la última cumbre. Pero volvamos al terremoto del Norte. Nuestra Michelle se debate con sus armas y esbirros, en un modelo político agotado. Más aún, traicionando el “ethos” de lo que fuera su propuesta presidencial para las elecciones del 2005.
“La democracia no necesita de grandes líderes, sino de ciudadanos competentes y responsables. Sólo las dictaduras necesitan de grandes líderes. A las democracias les basta con grandes ciudadanos” (Barber). Estas frases extraídas del libro “Strong Democracy” de B. Barber, refleja el sentido que debiera perseguir una candidatura ciudadana, la misma que Michelle Bachalet quería encarnar. Pero, ¿que paso ahora?, ¿ Acaso en Chile, los terremotos son eventos aislados?. ¿ Cuantos han sucedido en el último tiempo?, ¿Existe o funciona un modelo de acción, ante estas catástrofes?. Con impotencia, un poco de rabia y fustigado por mi propia imaginación, al ponerme en el pellejo de los que ahora sufren en el Norte, no me queda más que pensar que las autoridades están de sobra. Solo espero que algún buen vecino o vecina, un grupo de jóvenes “aperrados”, alguna organización con ganas de cooperar, ayude a todos esos otros compatriotas que vieron caer sus casas y con ellas parte de sus sueños o esperanzas. Ojalá que en medio de aquel desierto, azotado por las fuerzas internas de la tierra, existan grandes ciudadanos y que estos se multipliquen por el país.
Finaliza el partido de la selección Chilena de Fútbol, empate en el Centenario de Uruguay. Empate histórico según los comentaristas. Para reflexionar. “Chile país de empate”. Vuelvo sobre la huella...necesitamos ciudadanos comprometidos.