U.T.M Este: Km. 282.000
U.T.M Norte: 6.688.000
Banda Sonora: Que se llama Soledad (Joaquín Sabina)

En todas sus formas, la soledad es compañera en nuestras vidas. Puedes quedar en el abandono, vivir alejado del mundo, decidir tu propio claustro, y aún en esas instancias puedes sentir que no estás solo. Pero hay instantes en que la soledad es abrumadora y estos momentos pueden volver a repetirse. Más aún cuando la soledad se acompaña de otros, cuyas presencias parecieran ser invisibles. De nada sirve su intención de acompañarnos, si nuestro corazón no los percibe.
La inmensidad de los pensamientos, los anhelos, los sueños, incluso del acto diario de existir, pareciera no tener más eco que nosotros mismos. Entonces la sombra de los ¿Por qué? de tanto dolor, desencuentros o expectativas, junto muchas otras razones y acciones, se cierne sobre nuestras existencias. Y aquel vacío gigante, que pueden llenar los hijos o una pareja, es tan perecedero como la vida misma. Entonces visualizamos una vejez desolada y muchas veces con abrumadora certeza.
Pero a pesar de todo, seguimos empeñados en compartir el camino. Ceder parte de nuestra esencia con quién queremos seguir adelante. Nos comprometimos en un acto supremo destinado a enfrentar la soledad. La misma soledad que buscamos momentáneamente, cuando necesitamos de nosotros. Unir una vida con otra, crear más vidas, trascender por medio de la propia existencia en compañia de otros. Porque la soledad desaparece parcialmente cuando nos sentimos reconocidos y es un acto que motiva nuestra existencia.
Una vez me dijeron: “Estaría contigo aunque viviésemos en una choza, eso no me importaría si estoy contigo”. Quien me la regaló ya no está conmigo, tampoco vivimos en una choza y aquella frase es la mejor que he recibido. En ella esta implícita la intención de enfrentar la soledad en todas sus formas. “Contigo”, es la palabra talismán para liberarnos el conjuro de la soledad.