SPE SALVI, un minuto de silencio



Por Conde
Ya una vez me referí a las grandes esperanzas, depositadas en grandes ciudadanos. Esta vez, me adentraré a un terreno más espiritual, concordante con mi nuevo deber como padrino de bautizo. No es que las charlas en la parroquia me toquen la fibra, pues aún no las he tomado. Me refiero a una articulo que revisaba, respecto a la nueva encíclica católica, "Spe salvi", la segunda encíclica escrita por Benedicto XVI, y dedicada a la esperanza cristiana. En términos muy generales y casi sacrílegamente, puedo resumir los comentarios escuchados, a que esta encíclica, se refiere a los nuevos tipos de esclavitud y nuevos colonialismos culturales (cómo no recordar las “industrias culturales”). La Spe Salvi, busca que entre esta nueva realidad debemos ser los portadores de la esperanza cristiana basada en nuestra relación con Dios y en la fe en Jesucristo como el que venció a la muerte.
El trabajo de Benedicto XVI, pide no tener esperanzas ni utopías humanas no realizables. Teniendo la esperanza cristiana como el anuncio de una vida eterna junto a Dios, sin llanto, luto, dolor o muerte. Esperanza que llama a que el creyente se comprometa en la construcción de un mundo según la voluntad de Dios, de Jesucristo y su Evangelio.
Ahora bien, cabe preguntarse frente a un crepúsculo ideológico y caída de la actividad política, como la que estamos viendo en primera fila, en qué lugar queda la esperanza de una nueva sociedad. Qué queda para los pobres o aquellos en quienes depositaron sus esperanzas en la política, los partidos, el gobierno, la empresa, la administración pública. Y en un plano más intimo, qué será de aquella esperanza de los que aman. Vuelvo sobre el punto y me quedo con lo más relevante del artículo y son los pasos que indica el Papa Benedicto XVI, para aprender y ejercitar la esperanza:
La oración: "Cuando ya nadie me escucha, Dios todavía me escucha".
El actuar: "La esperanza en sentido cristiano es siempre esperanza para los demás. Y es esperanza activa, con la cual luchamos (...) para que el mundo llegue a ser un poco más luminoso y humano".
El sufrimiento: "Lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento (...) sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo".
El juicio de Dios: "La fe en el Juicio de Dios es ante todo y sobre todo esperanza": "existe la resurrección de la carne. Existe una justicia. Existe la 'revocación' del sufrimiento pasado, la reparación que restablece el derecho". "La justicia es el argumento esencial a favor de la fe en la vida eterna".