Por Frank Drebin
He visto cosas rascas en pantalla, pero el "escándalo de la semana" protagonizado por los integrantes de Primer Plano (CHV) sobrepasó toda índole. Y voy mucho más allá de las fuertes palabras con que el "tolerante" Jordi Castell, la "sabelotodo" Francisca García-Hidobro y el "siempre correcto" Julián Elfenbein se refirieron a Carola Julio. Me refiero a las vueltas que da la vida para presentarnos tal como somos y sacarnos las caretas de "personas respetables" y "que manejamos siempre la verdad". El video, si es cómoco o hiriente, decídalo usted. Yo sólo quiero referirime a la bofetada que recibieron en su ego estos personajes, quienes debieron bajar la guardia ante los gerentes del canal y pedir disculpas públicas, en el mismo set donde todos parecen ser buenos amigos, argumentando que todo fue una lamentable broma y que todos quieren más que nunca a Carola Julio. ¡Por favor! Sólo lo hicieron para no ser despedidos como Pamela Díaz, quien parece ser la responsable de la masificación del video.
Simplemente el viernes, al justificarse en cámara, mostraron el verdadero papelón en que se convirtió Primer Plano y en lo patéticos, deplorables e hipócritas que pueden llegar a ser los "rostros" de nuestro país. En palabras simples, un hecho lamentable que sólo hace perder aún más la credibilidad de un programa en picada, de unos panelistas soberbios (profesionalmente hablando e incluyendo a la misma Julio en su rol de co conductora) y de un periodismo manoseado, que por darle espacio a gente no preparada, denigra a quienes podrían aportar verdaderamente a una televisión alegre, entretenida y, por sobretodo, transparente.
